Ventilación de doble flujo: definición y ventajas

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Ventilación de doble flujo: definición y ventajas

La ventilación de doble flujo es un sistema muy eficiente utilizado en la construcción actual para regular el aire dentro de los espacios habitables. Este tipo de ventilación destaca por su capacidad para mantener un ambiente interior saludable y confortable, al mismo tiempo que promueve la eficiencia energética.

Podemos decir que la ventilación de doble flujo es un sistema de renovación del aire que se encarga de extraer el aire viciado del interior de una edificación y, al mismo tiempo, introducir aire fresco del exterior.

La particularidad radica en el hecho de que este proceso se realiza de manera controlada, con la posibilidad de recuperar parte del calor o frescura del aire expulsado, antes de que abandone el edificio.

Cómo funciona la ventilación de doble flujo

El sistema de ventilación de doble flujo se compone de conductos y un intercambiador de calor. El aire contaminado es extraído de zonas como cocinas, baños y otras áreas propensas a acumular humedad y olores. A través de un conducto, este aire es expulsado al exterior.

A la vez, el intercambiador de calor permite transferir parte de la energía contenida en ese aire viciado al aire fresco que se introduce desde fuera, filtrándolo y calentándolo o enfriándolo según las necesidades estacionales. Este aire limpio y acondicionado se distribuye luego por el interior del edificio a través de otra red de conductos.

Ventajas de la ventilación de doble flujo

Este tipo de ventilación tiene muchas ventajas que la convierten en una excelente elección para la construcción de viviendas actuales.

En primer lugar, mejora significativamente la calidad del aire en interiores al eliminar los contaminantes, la humedad excesiva y los olores desagradables, lo que contribuye a un ambiente más saludable para los habitantes de la vivienda.

Además, este sistema permite un notable ahorro energético al recuperar parte del calor o la frescura del aire expulsado. Esto disminuye por tanto la demanda de calefacción o refrigeración, lo que repercute directamente en la factura de electricidad. Menos gasto en energía.

Otra ventaja es su contribución al confort térmico y a la reducción de corrientes de aire indeseadas, ya que regula la temperatura y la humedad de manera constante en el interior, evitando los cambios bruscos y manteniendo un equilibrio en el ambiente.

También al controlarse la humedad y la condensación, la ventilación de doble flujo contribuye a prevenir la formación de moho y la degradación de la estructura del edificio. Esto ayuda a mantener la integridad de las paredes y reduce los problemas de salud asociados con la presencia de moho.

Al reducir el consumo de energía, la ventilación de doble flujo contribuye a la sostenibilidad ambiental al disminuir la huella de carbono de los edificios. Menor consumo de energía implica una menor emisión de gases de efecto invernadero y una menor demanda de recursos naturales.

La ventilación de doble flujo no solo trata de proporcionar aire fresco y limpio a un edificio, sino que también tiene un impacto significativo en la eficiencia energética, la salud de los ocupantes y la sostenibilidad ambiental.